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A veces, las personas no son lo que parecen

El último viaje

El último viaje La agonía del Papa ha llegado a su fin. Después de meses en un estado de salud decadente, el sábado a las 21.37 se certifico la defunción de Karol Wojtyla. Fue una muerte en Prime Time. Fieles (y no tan fieles) de todo el mundo se agolparon delante del televisor, en la calle, en plazas y en catedrales para seguir en directo lo que era la crónica de una muerte anunciada. Un rápido zapeo por los especiales informativos que montaron todas las televisiones, me mostró docenas de personas llorando más que si hubieran perdido un familiar directo y algún que otro grupo de estudiantes sonrientes susurrandose entre si "Eh! Que salimos en la Tele!", mientras relataban su supuesto pesar con no demasiada convicción. Cosas del directo.
Sin duda alguna, la imagen del primer fin de semana de Abril (y muy posiblemente del año) es la de los centenares de personas que abarrotaron la plaza de San Pedro para despedir al Santo Padre. Juan Pablo II ha cambiado para siempre el concepto que tenia el mundo de la figura del Papa (independientemente de las creencias de uno), pasando de estar encerrado casi permanentemente ha ser considerado el Papa viajero, por sus constantes desplazamientos por todo el globo, y en general, ha gozado del favor de la opinión pública. Aunque tampoco podemos olvidar las polémicas que se han desatado con él como máximo responsable de la Iglesia cristiana, como la polémica con el uso de los métodos anticonceptivos. Pero de este y otros problemas ya sólo podrá encargarse el nuevo Papa, porqué Karol ya no está. Su viaje ha acabado.

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