Blogia
A veces, las personas no son lo que parecen

Durmiendo com mi enemigo (yo mismo)

Me confieso: soy un asesino. He matado, y no sólo una vez. Acostumbro a actuar rápida y ruidosamente. De momento no estoy fichado, pero las familias de aquellos a los que quitado la vida vuelven a mi con lógicas ansias de revancha. Esta mañana ha caído otra víctima: un mosquito tigre.

Llevaba 2 días con el bicho de los webs encerrado en mi habitación, volando por encima mi cabeza, dejando a su paso un reguero de destrucción, grandes escozores y sobretodo sangre, mucha sangre (así lo testifica la suela de mi zapatilla). No es que sea bichófobo, pero prefiero otro tipo de compañías para mis largas noches. Después de una brillante maniobra por mi parte al encerrarlo en el armario durante un día, hoy no podiamos huir de nuestro destino. Enfrentarnos en un duelo a muerte en que el único con alas debía morir. En última instancia, ha intentado negociar una clausula en que los individuos con astas también podían caer, pero me he negado rotundamente, claro. Mi victoria ha sido aplastante (jo jo jo).

Uno se podría preguntar: ¿Donde ha quedado mi sensibilidad con el mundo animal habiendo estudiado casi (en mi vida todo son "casi"... "casi" pillo, "casi" salgo ganando, "casi" apruebo, "casi" llego a tiempo...) dos años de ambientales? Pues reciclándose, por supuesto. Perdón por el pésimo chiste, pero como dijo el sabio "Para espectáculo, el circo".

Por cierto, bienvenido seas otoño.

0 comentarios