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A veces, las personas no son lo que parecen

Noche sin estrellas

Hay un gran tópico que dice: "Hay días en que no se porque me levanto de la cama". Para mi, hoy es uno de estos días. Bueno, sería más exacto decir que llevo unas cuantas semanas. Y por supuesto, por ningún motivo aparente. Cómo diria Nacho Vigalondo, "es por todo y es por nada, no lo se". La cuestión es que me transformo en una criatura susceptible i hasta odiosa a veces. Mi vaso está medio vacío, no le des más vueltas ni intentes convencerme de lo contrario. ¡Y cuidado que muerdo! Porque veo que las cosas no me salen bien, o almenos como a mi me gustaría, y eso me descoloca.

Yo soy un amante incurable de la noche y sus encantos, hogar de solitarios y perdedores. En momentos como estos, deseo más que nunca que llegue para refugiarme cómodamente en sus brazos. Pero ella también está alicaída, porque levanto la cabeza y no veo luna ni estrellas que iluminen su cara, al igual que no refulge la chispa que llene mis sueños. ¡Maldita primavera! ¿No tenías que hacer hervir mi sangre? Y entonces ese eco me martillea los oídos: "¡Pero no te quejes tanto chico, quien tuviera tu edad!". Ok, pues nada, te puedes quedar con mis nimiedades de problemas de 20 años, dudas sobre el futuro de uno incluídas. Quédate estos momentos sentado en la penumbra delante del ordenador, entrecerrados los ojos, tecleando ideas y frustraciones, sin nadie que se acuerde de ti. No se admiten devoluciones. Juventud, divino tesoro.

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