Otra Guerra Fría

Sony: circula la leyenda urbana de que es la compañía que mejor trata a los usuarios y que más ventajosas promociones hace. Y puede que así sea... pero no en Europa. Aún recuerdo el "sencillo" sistema de reservas para la Playstation 2 y su "asequible" precio de lanzamiento. Pero en fin, es inegable que tienen el plantel más amplio (de largo) de juegos, con lo que llega a mayor número de usuarios. Además, su retrocompatibilidad con los títulos de sus antecesoras, pueden hacer de Playstation 3 la ganadora del combate. Sobretodo si se hacen realidad los videos que se mostraron durante el E3 (cosa que permitídme que ponga en duda de momento).
Microsoft: el gigante de la informática afronta su segunda incursión en el terreno de los videojuegos, esperando lograr hacerse con el trono. En su primer intento, descubrió que tirar de talonario no es sinónimo de dominio absoluto, y su fracaso en Japón, donde las victorias valen doble, llevan a pensar que habrán aprendido de sus errores. Supongo que el psicoanalista del senyor Gates no toleraría muy bien otro ataque a su descomunal ego. De momento, con su XBOX 360 ha optado por la táctica de "golpear primero" y sacar a relucir gran parte del arsenal, pero los resultados no han sido todo lo contundentes que cabría esperar.
Nintendo: estos van, como se dice vulgarmente, a su bola. Nadie entiende del todo cada paso que dan, pero parece que no les va mal del todo si después de tantísimos años siguen al pie del cañón. Su Revolution parece que tendrá en su capacidad para volver a jugar a clásicos de la compañía su principal baza, aunque también es verdad que es la más desconocidas de todas. A su favor, cuenta también con un público incomprensiblemente fiel como pocos, pero cuidado con su pobre catálogo y la ausencia de juegos que le aporten aire fresco (que no sólo de sagas vive el sector). Pero ante cualquier contratiempo, siempre les quedarán las portátiles...
Pues así están las cosas, y así se las hemos contado. Seguiremos informando, porque seguro que esto dará mucho más que hablar (para regocijo de la mayoría).
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